Mujer que sonríe
Su sonrisa puede ser
un contratiempo a tempo.
un contratiempo a tempo.
Porque cuando usted sonríe
sin el apremio del día,
con la evidencia de hacerlo
sin configuraciones extrañas
ni monotonía,
se desata lentamente
un despliegue orquestal.
Y uno pretende no verla,
que no existe,
porque el día (nos) corre,
pero a usted
-cuando sonríe-
parece no importarle.
Es que a uno
le queda sonando en las entrañas
su allegro vivace,
que vibra
como el cuerpo ante el sobresalto.
Uno no puede
prestarle atención,
uno quiere regalársela.
Su sonrisa,
de carácter independiente,
indudablemente certera,
es apenas una pista
de su próxima sonrisa.
Usted sabe,
-de oírlo en mi silencio,
de moverse entre mi estatismo,
de converger en mi gesto
de menguado agradecimiento-
que es un contratiempo
para mí y para el mundo,
a pesar de mi recelo,
que usted,
con intempestiva frecuencia
y descarada suavidad,
sonría.
Pero yo sé,
a pesar del mundo,
que usted sonríe,
y el contratiempo
es todo mío.
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