Instrucciones

Uno debe convencerse
que sólo con vencerse
no se alcanzan las alturas,
ni aquellas que se miden
con robadas ilusiones,
ni esas que el esfuerzo
hace parecer merecidas.

Uno tiene que acercarse
a cercarse en sus creencias,
para luego dar el salto
al alambrado de la muerte,
no esa muerte que te pudre,
sino esta que te pinta
la piel de blanco y negro.

Y

primero:
hay que rendirse alegremente
a la osadía de ser camino bifurcado,

segundo:
hay que mirarse ciegamente
en cada cara que te observa,

tercero:
no se encuentra en cualquier lado
lo que nunca se ha perdido.

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