Estación

Esa excursión
a un sol de otoño
que era abrazarte sin preparativos,
sin más
que las simples ganas de que nunca
nos adopte algún invierno,
 
esa pretendida comprensión
del más allá del nosotros,
del más cerca e igual te extraño,
de las tercas concesiones
que sin duda se quejaban
en lo oscuro y a los besos.
 
Esa escalada
a un nubarrón de invierno
que era cerrar la ventana,
cerrar la puerta,
cerrar el planeta,
cerrar los ojos,
cerrarte la boca…
y que nos adopte un verano,
 
ese despropósito de no acordarme
cada tanto de tu codo
sobre la mesa y tu mano
en tu mejilla y tus ojos
hurgando
en la felicidad momentánea
que es la única que cuenta.
 
Esa carrera con zancos
al septiembre sin excusas
que nos deja mirándonos con ganas
luego de colgarme de tu espalda,
luego de anillarme al destino
de no ser más
que una estación
más que un clima,
más que apenas.