Mujer que madruga
Ese día desperté
soberbiamente torpe.
No la torpeza
de patear las pantuflas
hacia abajo de la cama,
sino
la de escuchar
-en lugar de los buen día
del reloj y de la almohada-
tantos nombres
- en femenino y en plural -
como si fuera un arrebato
de memoria adormecida.
Sin despabilarme,
la ducha me mojaba
con las letras del nombre de esa
que trabajaba conmigo
en la cama
y en la oficina.
Y el café, negro como siempre,
humeaba el apodo de aquella
que una vez
se desnudó,
(se jugó la vida)
confesando su deseo
a pesar
de saberse no deseada.
Mientras me vestía,
caía la ropa de una
de cara preciosa (y sin nombre)
espalda tupida de noche,
curtida de qué me importa
si no estás en mi recuerdo.
La llave de la puerta,
al salir de casa,
sonó a la que siempre amé
y que nunca me quiso,
(es que así sonó la llave
cuando te fuiste,
y luego arrojé mi espalda
sobre la puerta)
...hablo de la torpeza de escuchar
tantos nombres,
como bocinas en las calles,
sin apellidos
si acaso importan,
nombres sin pretensiones
ni pretextos,
pero con alma (claro que con alma)
Y no es que este declarando
la torpeza del recuerdo,
pero por favor
no tan temprano.
soberbiamente torpe.
No la torpeza
de patear las pantuflas
hacia abajo de la cama,
sino
la de escuchar
-en lugar de los buen día
del reloj y de la almohada-
tantos nombres
- en femenino y en plural -
como si fuera un arrebato
de memoria adormecida.
Sin despabilarme,
la ducha me mojaba
con las letras del nombre de esa
que trabajaba conmigo
en la cama
y en la oficina.
Y el café, negro como siempre,
humeaba el apodo de aquella
que una vez
se desnudó,
(se jugó la vida)
confesando su deseo
a pesar
de saberse no deseada.
Mientras me vestía,
caía la ropa de una
de cara preciosa (y sin nombre)
espalda tupida de noche,
curtida de qué me importa
si no estás en mi recuerdo.
La llave de la puerta,
al salir de casa,
sonó a la que siempre amé
y que nunca me quiso,
(es que así sonó la llave
cuando te fuiste,
y luego arrojé mi espalda
sobre la puerta)
...hablo de la torpeza de escuchar
tantos nombres,
como bocinas en las calles,
sin apellidos
si acaso importan,
nombres sin pretensiones
ni pretextos,
pero con alma (claro que con alma)
Y no es que este declarando
la torpeza del recuerdo,
pero por favor
no tan temprano.
"...es que así sonó la llave cuando te fuiste, y luego arrojé mi espalda sobre la puerta..." preciosa manera de expresar el desconsuelo de esa partida. Bellísimo poema, felicitaciones.
ResponderBorrarBienvenida! Gracias por estar acá. Abrazo
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