De presencias y certezas
Esta distancia que no hace caso
-que nunca es un caso perdido-
la caricia más cercana
que nos acerca al ocaso
de este acoso sin manos
en que se convierte casi siempre
el repetido caos de extrañarte,
es una barbarie de distancia,
pero
es apenas relevante.
Estas ganas insaciables de lanzarte al oído
aunque sea un pequeñísimo te quiero
y que bajes la cabeza y te sonrías
y yo luego te acaricie en cualquier lado,
si es que así se me antoja
-y seguro se me antoja-
y sentir que de verdad
mi mano te toca y no te imagina,
es un abismo de ganas,
pero
es apenas relevante.
Este espacio vacío que me acompaña
en cualquier cosa que me acompaña
me hace ver lo mucho que preciso
de toda tu ausencia,
pero
tu ausencia,
presente como el tiempo,
es
apenas
relevante.
Porque
que yo no sepa
ni pueda
ni quiera
dejar de ir y venir
de tus ojos a tus manos,
de tus pies a tu espalda,
de tu sexo a tu sueño,
no es un incierto presente,
es una ausencia
plagada de certezas.
Comentarios
Publicar un comentario